domingo, 6 de mayo de 2012

HISTORIA


La parroquia del Espíritu Santo fue creada por decreto 556 del 27 de mayo de 1993, siendo Obispo de la Diócesis de Pasto Monseñor Arturo Salazar Mejía, Monseñor Luis Antonio Sarralde, Canciller Monseñor Ángel María Araujo y su primer párroco el Padre Luis Antonio Gallardo.

Algunos de los apartes del Decreto de creación de la parroquia de la parroquia indican la ubicación y las razones por las que fue creada. El decreto aparece en el libro No. 6, folio 155 de  la Cancillería de la Diócesis. La Parroquia según su decreto de creación comprende: “ARTICULO SEGUNDO. Los linderos de la nueva Parroquia serán: tomando c omo punto de partida el puente que hay en la quebrada de Jamondino en la carrera 4ª, de allí siguiendo la carrera 4ª hasta la carretera del sur, vía a Ipiales, por dicha carretera  hasta el límite del parque  Chapalito, de allí línea recta hasta la quebrada de Jamondino y por esta, aguas abajo hasta el puente de partida. ARTICULO TERCERO. La nueva Parroquia quedara limitada por el norte con la carrera 4ª, por el sur con el lindero del parque el Chapalito, por el oriente con la quebrada de Jamondino y por el occidente con la vía Panamericana. Comprende los siguientes barrios: el Chambu, la Rosa, Agualonguito, el Remanso y las pocas casas del Chapal que quedan a mano izquierda del la carretera hacia el sur. ARTICULO CUARTO. La Parroquia del Espíritu Santo pertenecerá a la Vicaria de San Ezequiel. ARTICULO QUINTO. La Parroquia del Espíritu Santo administrara mientras se crea una nueva Parroquia las veredas de Jurado y la Concepción. ARTICULO SEXTO. La nueva Parroquia tendrá como titular y patrono el Espíritu Santo”.

En la actualidad cuenta con un número aproximado de 12.500 habitantes procedentes de distintos lugares de la ciudad, el departamento y la nación.

La vida de dicesiseis años ha estado llena de experiencia significativas, guiadas por el apoyo de sacerdotes como el Padre Guillermo Narváez Sanz, el Padre José Feliz Jiménez quien actuó también como párroco; de los padres: Arturo Martínez, Juan Carlos Castaño, Francisco Muñoz, Heliud Pérez, Emilio Acosta Díaz como párroco en la actualidad, el diácono Hernando Gómez y cada uno de los sacerdotes y religiosas como las Hermanas de la Compañía de María quienes han hecho una gran labor tanto en su Centro Comunitario la Rosa, la Institución Educativa la Rosa y la presencia pastoral en la parroquia durante todos estos años de vida de igual manera el apoyo de todas las personas que se han hecho presente para apoyar toda la actividad pastoral generada en un ambiente de comunidad y de fraternidad. En la parroquia están presentes y son un apoyo permanente Instituciones Educativas como el Chambú, el CIP (centro de Integración Popular).

La parroquia se ha constituido en un lugar apropiado para el encuentro, la celebración de la fe como experiencia de vida y de compromiso de vida entre los creyentes; en ella no solamente se celebra la vida sacramental sino que se experimenta con alegría y con gozo el sentido de encuentro y de comunidad a través de las distintas expresiones de religiosidad y de experiencias espirituales que  conducen progresivamente a comprender la vida de la Iglesia en el anuncio gozoso de Cristo Resucitado.

Experiencia de vida comunitaria y experiencia de fe son dos criterios que orientan y sintetizan la acción significativa del compromiso de fe, de interiorización de los dones del Espíritu Santo y los valores del Evangelio. Conocer y amar profundamente a Dios como Padre y a Jesús como nuestro hermano, es la tarea en la medida que se celebra los sacramentos, los encuentros con los niños, los jóvenes, las familias y cada unas de las personas que conforman la parroquia.

 La participación y compromiso con el plan Diocesano a través de las estructuras parroquiales como el Consejo Económico Parroquial (CEP), el Equipo Parroquial de Animación Pastoral (EPAP), los Equipos Sectoriales  (ESAPs), la Red de Mensajeros y cada uno de los comités de pastorales en su acción permanente demuestran la vitalidad y el compromiso pastoral de la Parroquia en una acción dinámica y de encuentro permanente en los grupos de familias. La formación de los laicos ha sido una tarea que desde el inicio de la parroquia se ha alimentado siempre y esta es la razón por la que hoy hay muchas personas comprometidas con la causa del Evangelio.

La vida de la parroquia es una dinámica permanente y se expresa sólidamente a través de los comités pastorales, las Asociaciones, los grupos apostólicos, la catequesis, la formación presacracramental y todo el movimiento que se da en torno a la vida parroquial como un espacio de encuentro y de construcción permanente de la historia de una comunidad viva y actuante.

Una gran pluralidad de expresiones y personas van haciendo de este tejido complejo una vida comunitaria animada por la fe y guiada por los sacerdotes párrocos, vicepárrocos, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos que aportan gradualmente en la consolidación de la comunidad de los creyentes.

Resultado de ese gran esfuerzo es lo que hoy tenemos como grupos de familia y experiencias de una comunidad que está viva y capaz de experimentar en lo más profundo de su ser la dinámica que conduce al encuentro con Jesús, con el Espíritu y el Padre celestial.

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